¿Rochester? No, Valladolid. ¿Las agitadas aguas del Atlántico? Nada de eso, el plácido Pisuerga. ¿Rock'n'Roll? ¡Bingo! ahí sí que han acertado, amigos. KOTJ Records se enfrenta a la temida reválida poniendo en la calle su segunda referencia en apenas cuatro meses, los elegidos para esta temeridad han sido los Hula Baby. Perfectamente maqueados, con sus camisas y corbatas, y tocados con esas gafas de pasta a lo Buddy Holly, estos pucelanos se han liado la manta a la cabeza y han hecho realidad uno de sus grandes sueños: Plantarse en Nueva York para visitar a sus ídolos, The Hi-Risers, y grabar con ellos las canciones que conforman este disco.

Ya han pasado cinco años desde aquella actuación en el Freakland que tanto impactó a estos muchachos, en el carismático festival pudieron presenciar el show en directo de The Neanderthals y de sus adorados Hi-Risers. Aquella experiencia fue una verdadera epifanía, una revelación que les mostró el camino a seguir; a partir de aquel momento se dedicarían a hacer bailar a la gente como lo hicieron sus mentores aquella noche, a partir de aquel momento no habría otro sinónimo para el rock'n'roll que no fuera diversión. El cuarteto se centró en hacer versiones de sus bandas favoritas, sobre todo de las dos mencionadas, pero también de clásicos de la francachela como The Kaisers, o de titanes del pasado como The Sonics; rock'n'roll, garage, frat, twist y surf se convierten en sus coordenadas. Pero un buen día deciden dar un paso adelante y hacer suyas las canciones de sus bandas de cabecera, para ello emularán a las bandas españolas de los sesenta que adaptaban al castellano el repertorio de grupos como los Beatles o los Rolling Stones. El resultado será sorprendente, canciones frescas, reinventadas, que juegan con la fonética española, un guateque sin tregua en el que los pies del oyente no encuentran descanso. Poco a poco lo que surgió como un pasatiempo fue tomando cuerpo, lo que no tardaría en verse plasmado en la grabación de un disco autoeditado por la banda, un trabajo homónimo que veía la luz en 2008 y situaba a los vallisoletanos en la órbita del rock'n'roll nacional más desenfadado y bailongo. Dos años más tarde, Hula Baby volverían a la carga y, repitiendo la experiencia de la autoedición, nos sorprendían con un segundo trabajo, "No voy a bajar", donde demostraron haber crecido como banda, así como contar con una propuesta que va más allá del simple grupo de versiones; los vallisoletanos admiran y adaptan a sus ídolos pero no rinden tributo a nadie, les sobra personalidad.

En los estertores del verano de este agitado 2012 llega el tercer disco de la banda, en esta ocasión un formato nuevo para ellos, el vinilo de siete pulgadas. KOTJ Records ha sido el primer sello en apostar por los de Pucela, demostrando, una vez más, que el atrevimiento de su responsable no conoce límites, afortunadamente para todos nosotros. Los muchachos de Hula Baby siguen a rajatabla las premisas que ya se anunciaban en la primera referencia del sello: tres canciones, una de ellas una versión elegida por el capo de KOTJ, el inefable Óscar. En este caso el desafío propuesto ha sido versionar "Double Whammy", de Jack Bedient and the Chessmen, serán ustedes quienes tengan la última palabra, queridos oyentes, pero el resultado es más que sobresaliente; apuesto lo que quieran a que no pueden dejar de canturrear “Dámelo a mí”. Las otras dos canciones son adaptaciones de The Hi-Risers; en “Decisión”, los pucelanos dan una nueva vuelta de tuerca a “I Like that Peggy Jones”, el tema que los de Rochester interpretaban junto a Kaiser George en un disco más que recomendable, mientras que en “Maribel” toman prestada la magnifica “Bugle Ann” elevándola al Olimpo de los triángulos amorosos. Las letras son una de las señas de identidad de Hula Baby, que ahondan, con mucho sentido del humor, en las complicadas relaciones con el sexo opuesto; no se pierdan “Decisión”. Como ya adelantábamos. Otro de los aspectos destacables del disco es, de nuevo, el diseño de la portada, que responde al mimo y el cariño con el que KOTJ factura sus trabajos. La responsabilidad ha recaído sobre Chris Charles, diseñadora que ha trabajado, entre otros, con los mismísimos Hi-Risers. La factura de la cubierta es limpia, con un fondo neutro sobre el que destaca una instantánea del grupo, cuya pose emula la portada de un célebre EP de The Honeycombs. La fotografía recoge el espíritu festivo de los Hula Baby, y es tan descriptiva en su sencillez que si se acerca el oído a la imagen casi se pueden escuchar las canciones que se esconden en su interior.
KOTJ Records lo ha vuelto a hacer, con una mezcla de modestia y audacia ha vuelto a dar en la diana del rock'n'roll de calidad, editando una segunda referencia que demuestra que la locura de su creador no es flor de un día, sino que más bien presenta los efectos irreversibles de esa terrorífica adicción a la que están sujetos los yonquis de la aguja y el vinilo; droga sacrosanta y redentora que ha escrito las mejores páginas de las vidas de quienes amamos la música de manera ineluctable. ¡Dios salve a los Hula Baby, larga vida a KOTJ Records!

Camilo Palos “Binguero”